El sueño de Arizona o pesadilla para neófitos
Así es, el hermoso sueño de un director,
puede ser una pesadilla para un joven inexperto en dobles o triples lecturas,
de un vanguardista film que marca el inicio de una larga carrera
cinematográfica en los Estados Unidos de Emir Kusturica, después de
un cortometraje y cuatro largometrajes en su natal Yugoslavia.
Un cineasta formado en la Academia de Artes
Interpretativas de Praga (FAMU, en su sigla en checo), admirador del teatro del
absurdo y cineastas como: Jean Renoir, Federico Fellini y Andrei Tarkovsky, ya
puede dar luces sobre su trabajo y poder entenderlo de mejor manera.
Pero hace 20 años mis estudios acerca del
séptimo arte eran igual a cero. Por ende
después de terminar de ver hasta el final la película, en espera de poder
descifrar la oculta trama de esta, me impactó profundamente, pues después de
cinco años de asistir sagradamente cada 15 días al cine arte Normandie, era
primera vez que salía intrigado y casi indignado por no haber entendido
absolutamente nada.
Por suerte no estaba solo en aquella
ocasión, me acompañaba una amiga periodista, que a pesar de tener harta lectura
acerca de apreciación de las diferentes artes, también quedó con una sensación
de intriga, y un deseo de no volver a intentar
ver nada cinematográfico de este autor, pues su parte musical si la
admirábamos y compartíamos.
El impacto fue tan grande que la intriga duró dos décadas, tiempo en el cual
nunca pensé ni por broma intentar ver otra película de este autor, hasta el día
de hoy, en que con algunas lecturas acerca de teatro y cine, junto a muchas
horas viendo películas, me veo obligado a verla de nuevo como parte de un
trabajo de crítica de cine.
Esta comedia dramática de coproducción
francesa y estadounidense definitivamente sigue siendo extraña a pesar de
conocer mejor los diferentes estilos cinematográficos, pues aquí crea mundos
muy disimiles, unos de otros, pero logra reunirlos con comicidad y bastante dramatismo.
El sueño de Arizona gira alrededor de la
búsqueda del padre, quizás haciendo un guiño a su realidad personal o al
problema de su país en el tiempo de su rodaje, la llamada “Guerra de los
Balcanes” ocurrida entre los años 1991 y 2001, a poco andar esta, en extrañas
circunstancias muere su padre y su patria se desangra en una cruel guerra
civil.
El film traslada al espectador a
reflexionar acerca de nuestros orígenes mediante una historia que puede ser muy
larga, pero su ambientación en escenarios naturales del gran Estado de Arizona
muy bien elegidos, en conjunto con una gran banda musical invitan a quedarse
hasta el final.
El autor quiso mostrar en esta película su
visión personal acerca de cómo ve a la civilización occidental, transitando
entre el raciocinio y la locura, entre el sueño y la vigilia, con momentos en
que el buen juicio asume el timón, pero la locura se encarga de enredar todo y
cuestionar al público.
Definitivamente, antes de ver este film y
para no terminar con una sensación de pérdida de tiempo, hay que leer o haber
presenciado alguna obra del teatro del absurdo, mínimo, también haber leído a
Gabriel García Márquez, Julio Cortázar o Isabel Allende puede ayudar y además
ver una película de Luis Buñuel y otra de Alejandro Jodorowsky. Recién a esa
altura uno estará medianamente preparado para disfrutar de este buen director
de cine y mejor músico de su banda: Emir Kusturica & The No smoking
Orchestra.
Por Jorge Melo Pardo.
Ficha Técnica:
Director: Emir
Kusturica.
Guión: David
Atkins y Emir Kusturica.
Música: Goran Bregovic.
Fotografía: Vilko Filac.
Reparto: Johnny
Depp, Faye Dunaway, Jerry Lewis, Lili Taylor, Vincent Gallo, Paulina Porizkova,
Michael J. Pollard.
EE.UU, 1993, 142 minutos.
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