Carros saludables: para saciar el apetito sin culpa
Pareciera que la única variedad con respecto a carros de comida que ofrece el centro de Santiago son los motes con huesillo y los denominados carros saludables. Me interesa conocer la última opción, pero por la molestia que me provocaba un sujeto sospechoso, llegué hasta Mapocho para encontrarme con uno de estos carros, este se hallaba en la esquina de Av. Recoleta con Av. Santa María. 
Luego de dos semanas donde visité locales de comida que probablemente me hayan sumado unos kilos extras, decidí que ya era el momento de darle una oportunidad a lo saludable. Recordarán que hace dos años estos carros naranjos fueron entregados por el FOSIS para ayudar con el emprendimiento de los santiaguinos y se destacaron, aparte de su diseño, por su sello saludable.
La oferta que disponen estos carritos son tres cosas esencialmente: ensaladas de frutas, jugos naturales y yogur con cereal, además de vender botellas de agua. La verdad es que nunca me han llamado la atención estos famosos vasos que llevan un mix de frutas, ya que, en momentos pasados, he visto cómo las moscas se posaban en las frutas. Puede que esa historia le quite el hambre a cualquiera, pero en ese caso el vaso no contenía tapa y hay que resaltar que en los carros saludables sí vienen sellados. 
Dejando atrás las moscas, decidí optar por la ensalada de frutas. La señora se veía un poco complicada por el repentino viento que empezó a correr a esas horas y el techo del puesto se desarmó un tanto, lo cual fue algo tragicómico. Volviendo a la elección, los vasos de frutas se veían coloridos y agradables, donde destacaba el rojo de la sandía, el verde de los kiwis y el amarillo de las piñas. También pedí un jugo, aunque no se veía gran variedad de sabores, así que opté por el de kiwi. Ambas cosas costaban $1000, así que el resultado final de mi compra fue $2000. 
Como lógicamente estos puestos se encuentran en la calle, me fui a alguna parte donde pudiera sentarme a degustar lo que compré y donde no estuviera tan transitado. Lo que más llamó mi atención fue la sandía, pues no la comía desde hace bastante tiempo y así debió haber sido. Puede que la hora, el calor y la temporada haya impactado en la fruta, pero esta no estaba nada buena, era bastante desabrida y decepcionante. 
Por otro lado, las demás frutas no estaban malas, la piña era bastante dulce, las frutillas agradables y el kiwi era rico. Sin embargo, había un kiwi entero que deseé hubiesen picado. Al final del vaso se hallaba el mango, nunca había tenido la oportunidad de probarlo y aproveché de hacerlo, su sabor y textura me recordó a la papaya y la piña, pero más blanda. 
Luego llegó el turno del jugo de kiwi, el cual tenía altas expectativas después de haber probado los que estaban en el mix de frutas. Ahí llegó la segunda decepción del día, pues su sabor no era ni un poco parecido a lo que había probado en la fruta. Definitivamente tenía un exceso de agua, lo que hacía dudar de si era jugo de kiwi o agua con kiwi. Todo esto hizo que después de un sorbo no quisiera seguir tomando aquel bebestible.
Puede que esta comida saludable sea una buena opción para comer, sobre todo porque los vasos están sellados y no habrá bichos molestando, espero. Los jugos naturales no son para nada algo que desee volver a tomar, a pesar de que estos puestos pueden variar y quizás exista uno en que sea fruta de verdad. El precio es aceptable en relación con el porte de los productos y, en realidad, no se puede pedir tanta calidad a esta ayuda gubernamental. Tal vez la última sugerencia es no ir un día con tanto viento. 
Por Tamara Corvalán.

Carros Saludables.
Av. Recoleta con Av. Santa María.




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