Crítica a “El limpia piscinas” de Sebastián Badilla
El largometraje dirigido y protagonizado
por Badilla, cuenta la historia de Gustavo, el típico loser, pavo y ñoño del
salón de clases, quien creció dentro de una familia bastante acomodada. Sin
embargo, de un momento a otro, sus padres se fueron a quiebra, por lo que
decide trabajar limpiando las piscinas de sus vecinos para poder pagar sus
estudios universitarios. Esto le ayudó a acercarse a Nicol Ivanov (Denise
Rosenthal), ex compañera, vecina y la mujer de sus sueños.
Es difícil hablar de esta película sin
caer en descalificaciones, ya que si bien prometía ser una comedia romántica,
lo que menos me generó fue risa y empatía amorosa con el personaje principal.
Esto porque responde a un sinfín de clichés basados en las relaciones amorosas
monogámicas y que bajo mi punto de vista, hasta pueden resultar sutilmente
violentos en algunas escenas.
De cierta manera, siento que Chile ya se
aburrió de ver en la pantalla grande la historia de unos cuicos y sus problemas
primermundistas, a un perdedor que ha estado eternamente en la friendzone y a
la princesa acomodada que busca a su príncipe azul. Estas temáticas -en exceso
alejadas de la realidad- no hacen más que reproducir patrones de los cuales, la
población se está despojando.
A pesar de lo básico de la historia, el
guión pudo haberla mejorado un poco, no obstante y lamentablemente, tampoco fue
acertado, reduciendo el audiovisual a una serie de actos fomes, planos y
predecibles, sumando también la mala actuación de la mayoría de sus personajes.
En algunos momentos de la película, me
dio la sensación de que Sebadilla tuvo una lluvia -o más bien tormenta- de
ideas en su cabeza y las quiso plasmar todas en la película, generando algunas
sub historias que resultaron en extremo forzadas e innecesarias. Una de estas,
que me pareció hasta vehemente, fue la situación de Tomás (Christian Séve),
quien tenía una relación con Nicol, hasta que éste la engañó con su nana de
origen peruano. En este punto me quiero detener, porque me parece una falta de
ética enorme, ridiculizar a las asesoras del hogar y encasillarlas en un
prejuicio ridículo. Si quisieron utilizar el humor negro, no lo lograron por
dos posibles causas, porque no entienden el real significado de este, o porque
simplemente les falta sentido común -y comedia-.
Siguiendo con la historia principal, es
evidente que Badilla quiso glorificar la historia del nerd que se logra
relacionar amorosamente con “la chica más bonita del salón”, reproduciendo la
idea patriarcal de que obligadamente la mujer debe estar con él, convirtiéndola
en una bruja despiadada si lo deja en la “friendzone”. De esta manera, la
situación se resume en que el hombre nerd, carismático y con dificultades
sociales es el héroe de la historia, mientras que la chica que, simplemente no
quiere estar con él, se convierte en la villana.
A pesar de que evidentemente, esta
película me parece bastante mala, debo rescatar los aciertos técnicos y
cinematográficos por parte del director, quien se lució con los planos,
secuencias y encuadres que resultan envidiables en términos de la industria del
cine chileno. El tratamiento audiovisual fue realmente acertado, mejorando
incluso el ambiente opacado por la insustancialidad del relato.
En fin, El limpia piscinas es una historia
de pseudo amor abc1, con todos sus estereotipos, los cuales quizá, hasta
resulten ser una parodia de quienes crearon este largometraje, el cual trató de
poner como héroe al ñoño con escasas habilidades sociales, quien quiso
posicionarse como un vengador ante la despiadada sociedad.
El largometraje dirigido y protagonizado por Badilla, cuenta la historia de Gustavo, el típico loser, pavo y ñoño del salón de clases, quien creció dentro de una familia bastante acomodada. Sin embargo, de un momento a otro, sus padres se fueron a quiebra, por lo que decide trabajar limpiando las piscinas de sus vecinos para poder pagar sus estudios universitarios. Esto le ayudó a acercarse a Nicol Ivanov (Denise Rosenthal), ex compañera, vecina y la mujer de sus sueños.
Por Valeria Pinto Arellano.
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