“Crónica Digital” el sabor de la rebeldía


Podría nombrar casi de memoria todas las ocasiones en las que he visitado este café, desde la primera vez que lo conocí hace dos años cuando apenas comenzaba mis años universitarios, hasta el pasado martes, cuando con una amiga nos moríamos por un trozo de torta.

Y es que mi eterna búsqueda por la mejor torta de limón culminó cuando llegué a este local ubicado en Maturana con Huérfanos, a un costado de la Plaza Brasil. Mi amor por esta delicia no lo he podido explicar con seguridad, será su mezcla de dulzura y acidez o que siempre la servían en los cumpleaños familiares, no lo sé, pero siempre es mi opción número uno cuando me dicen “vamos al crónica”.





No es sólo su posesión por las mejores tortas del Barrio Brasil lo que me lleva, una y otra vez, a cruzar sus puertas de vidrio o instalarme en una de sus mesas exteriores. Es toda la experiencia que conlleva visitar este lugar con amigos, una pareja o compañeros. Es el ambiente que ha producido este café lo que me hace imposible no pensar inmediatamente en él cuando alguien propone tomar café como panorama.

La primera vez que me senté en sus sillas de madera y abrí su viejo menú plastificado fue en mi primer año de universidad, acompañada de una amiga que, hasta el día de hoy, me apaña en mi adicción por las tortas del café.


Revisé lentamente el menú y no podía evitar asombrarme, y a veces reírme, con los nombres y descripciones que eligieron. “Presidente Salvador Allende” para la torta de panqueque, chocolate blanco y whisky, “Presidente Pedro Aguirre Cerda” para mi siempre amada torta de limón, “de los periodistas… mil hojas para decir la verdad” para la torta de milhojas con manjar.

Nombres similares tenían los cafés, sándwiches, jugos y tés, como el “Té Mao” (té rojo), el “Puelco de la concertación” (sándwich de lomito con queso amarillo), “Quesadilla encapuchada” (Quesadilla de churrasco italiano con queso) o el “Hugo Chávez” (helado con leche y crema chantilly).

Me pedí una promoción de $3.500, un trozo de torta con un té, que también pudo haber sido un café. Mi primera orden por la torta de limón.



Leía con atención los titulares enmarcados en las paredes, portadas del Fortín Mapocho y El Mercurio de los tiempos de la Unidad Popular y la dictadura. También la propaganda colgada en las paredes, de la oposición a Pinochet y del “No”, mi favorito es la del curita lanzando una piedra con la consigna “Ya no basta con rezar”, que está junto a las escaleras hacia el segundo piso, adornadas con banderas del Partido Comunista, del Partido Socialista y el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

 

Mi compañera y amiga me contaba como nació el café, “lo abrieron para sustentar un medio digital, que se llama igual”. Simplemente hizo que me gustará más. La música se escuchaba por todo el local, pero no era invasiva, tenía una onda mística, era agradable conversar así.

La última vez que lo visité los precios no habían moderado mucho, seguía siendo un poco caro para el bolsillo de una pobre universitaria que se sustenta de la junaeb Sodexo, pero es un gusto que vale la pena.

Mi amiga y yo pedimos, cada una, la típica promoción, pero al terminarla quedamos con hambre, lo más probable porque ninguna había almorzado ese día. Además de que queríamos seguir debatiendo de política e ideando planes para salvar el mundo. Decidimos pedir una quesadilla, la vegetariana porque mi acompañante no consume carne, y compartirla.



Quedamos súper bien, pagamos la cuenta, agregamos la propina y me prendí un cigarro apenas terminé de cruzar la puerta. El garzón se despidió tan amablemente como nos atendió y partimos felices hacia la Alameda, con la guatita llena y el corazón contento.

Por Soriana Núñez


Crónica Digital
Horario: Lunes a domingo; 10:00 hrs. - 23:00 hrs.
Dirección: Maturana 302, Local 2




Comentarios

  1. Pesima la atencion los cafes frios la tazas sucias con,sarro,pegado y para mas uno,pide la cuenta y ka chica no,da vola que mal no recomendable para nada,muy malo

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