Gao Ming: Una visita inesperada
Sábado en la mañana. Me levanto
con la ilusión de ir a comer comida asiática. Me pongo a buscar lugares en
Internet y encuentro el sitio perfecto: Santay Restaurant.
Me llamó la atención que uno
podía comer en el piso con almohadas. Una imagen típica de los dibujos animados japoneses que una veía cuando era chica.
Cuento corto. Llego al metro Salvador, camino (por Av. Salvador) y llego al paradero. Me servían las micros: 505, 508 y 514. Tomé la 508, porque fue la primera que pasó. Me bajé en Santa Isabel y camino por la misma calle. Llego a Av. Santa Isabel con Girardi y busco la numeración (1358). Para mi sorpresa y -mala suerte-, ya no estaba el local que buscaba, sino uno de comida colombiana. Con mucha desilusión camino por Girardi. Llegando a la esquina (Av Santa Isabel con Girardi) me encuentro con un restaurante de comida china: Gao Ming.
Al entrar observo lámparas colgantes, cuadros con flores con
letras chinas y muchas mesas rojo con negro. Me siento en una orilla, al lado
de la ventana. Frente a mí, un sillón donde hay gente sentada esperando su
comida para llevar.
Tengo demasiada hambre y se
demora la atención, eso aumenta mi mal humor. Por mientras, me dedico a divisar
mi entorno. Vuelvo a mirar al frente y veo el mesón donde la gente hace sus
pedidos para llevar, en este hay una pecera con peces naranjos, no eran
pequeños, sino muy grandes -a mi parecer- y el agua muy poco transparente, se
hacía media verdosa. Presto atención a mi mesa y en la orilla apegada a la pared
una soya y un recipiente con servilletas. Por fin llega el mesero. Comienzo a
mirar los precios. El camarero puso la carta -una especie de folleto-, del lado
de las promociones, lo primero que veo son las colaciones:
-Chapsui de pollo o carne con
arroz choufan $3.800
-Chapsui de verduras con arroz
choufan $3.800
-Carne o pollo mongoliano con
arroz choufan $4.200
-Carne o pollo champiñón con
arroz choufan $4.200
-Carne o pollo mongoliano con
papas fritas $4.400
-Chancho piña o pollo piña con
arroz choufan $5.200
También, había distintos menús:
Nada me convence, pues quería
comer algo nuevo y que fuera de mi gusto, entonces abro el folleto para ver qué
más tienen. Dentro de toda la variedad que ofrece el local (para picar, pollos,
arroz, pescado, camarón, chapsui, chaumen, vacuno, cerdo, té/café,
aperitivos) me decido por dos porciones de arroz choufan ($1.600 c/u), una
porción de camarón salteados con pollo y cebollín ($8.000) y un wantán frito
(10 u.) ($1.700). Había pedido dos latas de bebidas, que en el menú salían con
el valor de 800, sin embargo, el mesero explica que valen $1.400, por lo que me
decido por una bebida de 1.5 L. ($3.000). Luego de pedir, al instante el garzón
saca una coca cola de una máquina, estaba helada y se sentía refrescante para
el calor de la tarde.
Sigo
con mucha hambre y nuevamente, me dedico a mirar. Me doy cuenta que detrás de
mí hay un televisor. Pasan 3 minutos y llegan los wantán, tomo el primero y le
pongo un poco de soya, demasiado salada para mi gusto. La masa de los wantán
era bastante delgada, había que tomarlos con cuidado, ya que se rompían.
Como algunos wantán y a los 2 minutos después llega la comida a mi mesa. Bastante rápido, se agradece, pues a esas alturas moría de hambre.
No nos cambiaron el plato que utilizamos para comer, en
otros lugares sí lo hacen. Entonces, en el mismo me sirvo un poco de pollo con camarón y
arroz. Doy la primera degustación y decido no ponerle soya, para no arruinar el
sabor. Mi primera impresión es favorable, estaba muy sabroso. La textura del
camarón es similar a la del pollo, pero tiene su característica propia. El
arroz está en su punto justo, ni muy apelmazado, ni muy cocido. Mezclo un trozo
de wantán con pollo, camarón y arroz, el sabor es excelente, mejor que pollo
con papas fritas. El jugo del pollo con camarón le dan el toque sabroso y el
sabor del watán combinan una mezcla rica. El camarón está bien cocinado y el
gusto del salteado es similar al pollo mongoliano pero con la diferencia que
contiene camarón, el que da una leve sensación y gusto a pescado. Lo que más
rescato es que los camarones eran grandes y venía una buena cantidad.
Mi acompañante termina antes que yo, se come
todo. Yo me he comido la mitad del arroz y siento que ya no puedo más. Todavía
queda un poco de pollo, camarón y wantán. Batallamos, no queremos dejar comida,
sería un desperdicio.
Pasan
unos minutos e intento comer más. A esas alturas ya me había comido todos los
camarones, estos ahora solo viven en el sabor del pollo (y en mi memoria), dando indicios que ahí hubo alguna especie del mar.
Conversamos y mientras espero hacer un poco más de espacio
en mi barriga para comer, me doy cuenta que el local también tiene despacho a
domicilio. Cada cierto tiempo, veo un muchacho con casco de moto quien entra y
sale del local y le hace entrega de boletas y dinero al chino que está en el
mesón. Me doy cuenta al mirar la puerta que está detrás del mesón, que quienes cocinan son chinos y todos visten con un uniforme negro.
Pese a que lo intenté, no pude más y el arroz
que me sobró se lo di a mi acompañante, quien también terminó de comerse el
pollo con cebollín que quedaba. Unos sorbos de bebida y me pregunto si tendrán
bajativos. Llamamos al mesero y se lo consultamos: Solo hay menta y manzanilla,
dijo. Nos decidimos por menta. Pasan pocos minutos y en el mesón sirve lo que
solicitamos. Llegan a nuestra mesa y estaban calientes, no tenían hielo, fue un
tanto desagradable beber los bajativos calientes.
Para finalizar mi visita a Gao
Ming, decido pasar al baño. Una entrada al final del pasillo, al ingresar hay
otro corredor con distintas puertas que dan a los baños de hombres y mujeres.
Al ingresar, la puerta del interior está mala, no cierra bien porque no encaja.
Tienen papel higiénico, un espejo y un recipiente -yo creía- con jabón, pero
este estaba vacío. Me mojo las manos y el pelo, ya que me preparo para salir a la
calle, donde hace mucho calor.
Pagamos la cuenta: $17.500 con la
propina incluida y nos despedidos del local. Creo que es un buen lugar para ir,
por su comida y la rapidez con la que llega el pedido a tu mesa, una vez que te
atienden. Además, es muy llenador. Sin embargo, creo que para el nivel de atención
de público que tienen, podrían arreglar de mejor forma el local, pues es incómodo
comer, mientras hay gente esperando su comida para llevar. También podrían arreglar las falencias del baño y por último, servir bajativos con hielo.
Salgo del local y camino por Av. Santa Isabel,
pero hacia la otra dirección, pues me di cuenta que el metro (Santa Isabel)
está más cercano que Salvador. Mientras camino, veo una serie de locales de
comida y pienso que volveré al viejo Barrio Italia.
Por Camila Tapia Marchant
Por Camila Tapia Marchant
Gao Ming
Santa Isabel 0505 Esq. Girardi
Fonos: 2 2985 7119 - 2 2204 0930
Horario: Lunes a sábado: 12:30 a 23:30/Domingo: 12:30 a 18:00
Pedidos a domicilio hasta las 23:30 horas. Despacho minimo $8.000 recargo $1.000
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