"Queque a la mandarín": la receta de mamá que no funcionó
Por Constanza González Lara
Nunca he sido buena cocinando. Lo
máximo que hago son tallarines con vienesas y no es de floja o cómoda, sino que realmente nunca me ha llamado la
atención aprender cosas nuevas en este ámbito, a pesar de saber que es importante hacerlo.
Por esto, enfrentarme al desafío de cocinar fue realmente muy difícil. Pensé en hacer varias cosas antes de llegar a mi decisión final, pero
me convencí por esta, porque tiene un gran significado detrás y su receta me parecía sencilla.
No puedo dejar de remontarme a los primeros días de noviembre, los que siempre han sido importantes para mí y mi familia. El cumpleaños de mi mamá y
mi hermana, el 5 y 6 respectivamente, nos reúnen a todos en la mesa de mi casa.
El infaltable queque con un toque cítrico que se mezcla perfectamente con lo dulce, siempre nos
acompaña ambos días. Fue por esto que decidí robarle la receta a mi mamá e
intentar hacer uno por mi cuenta.
Le pedí la receta a mi mamá y la
anoté en una libreta. Los ingredientes son accesibles y siento que no es muy
difícil encontrarlos en el común de los hogares. Tuve que juntar en una mesa:
una taza, un plato hondo o bol para cocinar,batidora, harina, polvo de hornear,
una mandarina, tres huevos, azúcar, leche, margarina y el molde para después
colocar la mezcla y ponerlo en el horno.
Una vez que tuve todos los
ingredientes, comencé a trabajar en mi primera gran creación culinaria y traté
de ser lo más cuidadosa posible, sobre todo al momento de seguir las
instrucciones que había anotado. Asumo que me costó, porque soy bien desordenada y llevada a mis ideas, quizás este sea la gran razón que explica lo que sucedió al final.
En un bol para mezclar, eché tres
huevos y los mezclé con media taza de azúcar. Mientras batía, comencé a agregar
las tazas de harina y al ver que la masa se iba tornando un poco “pesada”,
comencé a echar lenta y cuidadosamente una taza de leche.
Después, a la mezcla le agregué dos
cucharadas soperas de margarina y seguí batiendo. Cuando la masa comenzó a
tornarse más líquida, le agregué el denominado “ingrediente clave”, el que le
da todo el toque a este queque tan especial y delicioso que hace mi mamá, la mandarina. Estaba realmente muy emocionada de estar replicando la receta que por años me ha gustado tanto y que nunca ha faltado en los cumpleaños familiares.
Procedí a cortar esta fruta en dos y
exprimí las dos mitades, aprovechando al máximo el jugo que tenían. Una vez que
terminé de hacer aquello, comencé a rallar la cáscara de la mandarina y lo tiré
todo al bol que contenía la mezcla.
Después de revolver por un par de
minutos, decidí que era momento de colocar la mezcla en el molde, para poder
llevarlo al horno. Así preparé el recipiente, echando alrededor margarina para
que no se pegara al momento de entrar a hornearse.
De chica le he tenido miedo al horno,
así que tuve que pedir ayuda a mi papá, quien llegó muy pacientemente a prenderlo e incluso lo programó para que sonara en treinta minutos, que era el tiempo original que
había que esperar. Teniendo altas expectativas y esperando que estuviera listo pronto para poder tomar once, lo dejamos allí.
Mientras se cocinaba el queque,
comencé a realizar el jugo rojo.
Junté las frutillas y arándanos, los cuales ya estaban lavadas y eché todo a la
juguera. Luego, agregué agua hasta los 1.000 ml y cuatro cucharadas de azúcar.
Una vez que todo estaba dentro de la juguera, apreté el botón para iniciar y todo se comenzó a mezclar. Fueron cerca de 5 minutos donde todos los ingredientes giraban y giraban.
Una vez que todo estaba dentro de la juguera, apreté el botón para iniciar y todo se comenzó a mezclar. Fueron cerca de 5 minutos donde todos los ingredientes giraban y giraban.
Cuando puse el líquido en el vaso y
lo probé, me gustó el sabor de inmediato. Quizás no me quedó como el de mi mamá, porque
siento que le eché mucha agua, pero me seguía pareciendo delicioso. Encuentro
que la mezcla de frutilla con arándanos es una de las mejores y el jugo me
quedó realmente bueno. A pesar de que eran dos frutas mezcladas, no resaltaba
ningún sabor más que el otro, a demás, el dulzor de la frutilla le daba el
toque que quizás me faltó al no agregar tanta azúcar .
Mientras hacía aquello, el queque se
seguía cocinando. Me comencé a decepcionar cuando vi que habían pasado los
treinta minutos y mi creación no subía, sobre todo al ver que tenía un color
medio blanco. Mi mamá me aconsejó que lo dejara un rato más en el horno y me
aseguró que me resultaría.
Pasaron veinte minutos y el
queque había subido solo un poco más y estaba un poco menos blanco, alcanzando
casi un color café muy muy claro. Decidí que era momento de apagar el horno,
esperar a que pudiera dorar y se pusiera color café tirado a oscuro, tal cual
como el que hace mi mamá. Pero, para mi mala suerte, esto nunca sucedió.
Después de casi dos horas del comienzo, decidí sacarlo definitivamente del horno. Mi queque resultó ser casi un desastre total. Al probarlo, la mezcla claramente había quedado dulce y sabia muy bien, pero las migas aireadas y esponjosas no existieron en mi queque.
Tan solo con decir que quedó intacto, tal como se ve en la foto, lo digo todo. Nadie quiso comer de mi queque, porque yo, al ser extremadamente expresiva, dejé en claro que me había quedado horrendo, incluso me enojé con todos en casa por el resultado, siendo que yo era la única culpable . Definitivamente el resultado me amurró.
Insisto en que no era el sabor lo que no gustaba, la cosa era mucho peor. Al verlo, simplemente no daban ganas de comerlo. Incluso ni yo misma quería hacerlo, pero tenía que averiguar cual era el gustito de mi invento y cuando lo hice, deseé devolver el tiempo y evitar este mal rato.
Insisto en que no era el sabor lo que no gustaba, la cosa era mucho peor. Al verlo, simplemente no daban ganas de comerlo. Incluso ni yo misma quería hacerlo, pero tenía que averiguar cual era el gustito de mi invento y cuando lo hice, deseé devolver el tiempo y evitar este mal rato.
Admito que terminé muy triste. Sentí que desperdicié mi tiempo en una apuesta que no
resultó y, si no hubiese sido por el jugo de arándano con frutilla, todo habría
terminado en un completo y perfecto desastre, porque debo reconocerlo, el queque realmente fue eso.
Las ganas de aprender e interesarme
por la cocina se apagaron aún más, pero al menos lo intenté y sé más o menos que
cosas no repetir en un futuro intento. Quizás deba ocupar otro tipo de harina y
revolver por más tiempo la masa o simplemente no volver a intentarlo y
disfrutar de la versión orginal que quise imitar, pero que ni siquiera se acercó a lo que realmente es.
Ingredientes para "Queque a la mandarín":
Ingredientes para "Queque a la mandarín":
- Tres huevos
- Harina
- Polvo de hornear
- Margarina/mantequilla
- Mandarinas
- Azúcar
- Leche
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