Madres rebeldes de la navidad y su patética propuesta feminista


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Directores: Jon Lucas, Scott Moore
Género:Comedia 
Actores:Mila Kunis, Kathryn Hahn, Kristen Bell, Susan Sarandon, Christine Baranski, Cheryl Hines
Año: 2017
Duración: 114 minutos


Tras semanas de estrés y muchas pruebas finales pendientes, solo quería darme un merecido descanso. Relajarme con una comedia y dormir feliz tras morirme de la risa. Es por eso, que no dudé en ver Madres rebeldes de la navidad, en el tráiler se veía muy chistosa, pero esta imagen se fue desapareciendo dramáticamente a medida que avanzaba la película.

Uno piensa en película de navidad y directamente termina viendo ejemplares estadounidenses. Un género poco manejado por nosotros los latinos y mucho por los países donde abunda el consumismo. Situación que me hace creer que es para avalarlo.

Tres madres jóvenes interpretadas por Mila Kunis (Amy), Kathryn Hanh (Carla) y Kristen Bell (Kiki) intentan entregarle a su familia la navidad perfecta, hecho que las agobia hasta el punto del colapso y prefieren rebelarse con estas tradiciones. Siendo el argumento de toda la trama su relación problemática con sus mamás, personajes que se balancean entre la obsesión y locura. Quienes dan vida a estas figuras son igual de reconocidas que las anteriormente mencionadas: Christine Baranski, Cheryl Hines, Susan Sarandon.

Antes de todo me siento en la obligación de aclarar que me encanta el cine, pero experta no soy. Pero aun así puedo decir que la argumentación de esta película fue muy pobre.
El relato audiovisual con sus encuadres, iluminación, ritmo y colores son muy agradables, siguen la misma línea de las películas hollywoodenses actuales. Muy reales y amenas, pero lamentablemente para este ejemplar esto no fue suficiente.

Una hora y 45 minutos es la duración de este largometraje y solo puedo contar: ¡Cliché!, ¡Cliché!, ¡Cliché! La risa que sería el principal objetivo del films nunca existió. Las groserías, ordinarieces, prejuicios y sexismo les derrumba la historia que pretendía dar una lección moral sobre el feminismo.

Al principio una de las madres se plantea ¿por qué las mujeres son las que deben ocuparse de las actividades de la navidad y todo el estrés que este acarrea?, ¿de comprar anticipadamente el regalo perfecto para cada persona? Escena que me simpatizó mucho porque creía que era una crítica al machismo, pero a los pocos minutos, mientras una de las protagonistas se preocupa por terminar el arbolito de navidad, responder las preguntas de su hijo fastidioso, calmar al bebé que lloraba e intentar controlar al otro hijo que le lanzaba cosas al árbol. Aparece el esposo superhéroe ofreciendo ayuda con el bebé que lloraba desconsoladamente, como si esta no fuese su responsabilidad también.

Asimismo, en la escena siguiente. Amy se excusa con su pareja por no dejar de todo perfecta la decoración de la casa, ya que no le prendían las luces de navidad y este le dice que él lo hará, que es demasiado fácil, quedando de nuevo un hombre como superhéroe y la mujer como persona incapaz de solucionar problemas que requieran algo de inteligencia.

Chistes como: “tu papá maneja como niñita por eso llegamos tarde” termina por derrumbar toda posibilidad de una trama feminista. También surge una idea mal entendida de feminismo mostrando a las mujeres urgidas por igualar su comportamiento al de los hombres. Pero el problema de género va más allá de querer emborracharnos o ser igual de vulgares que la imagen estereotipada de ellos en el cine.  

Y es que el problema se vuelve cada vez más ridículo y me parece que estas tres mujeres estadounidenses muy acomodadas o por lo menos 2/3 se acomplejan por situaciones demasiado primermundistas y como se da a entender en la película, ridículas. Por lo menos las mujeres latinas trabajan constantemente para erradicar este prejuicio machista de tontas, dramáticas e inútiles como para que estas películas sigan respaldando el machismo y sexismo.

Otro fallo son los chistes y burlas a raíz de los estereotipos de belleza, al igual que el individualismo y consumismo para poder lograr vivir bien.
Pero la guinda de la torta fue la escena pornográfica repetida hasta el cansancio de la esteticista y su cliente enamorados, pero para hacerlo más cliché aún él era un strippers tieso, sensual y superficial, situación que los creadores apostaban como un excelente remate final.
El objetivo principal por el que acudí a este género no se cumplió y solo me llevé una triste decepción que me hará dudar del próximo films de navidad estadounidense que quiera ver.

Por María Fernanda Gándara




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