Mickey's Once Upon a Christmas: la vieja confiable en Navidad
Por Constanza González Lara
De niña e incluso hasta hace muy poco amaba la Navidad. Claro, cuando era más chica me gustaba porque recibía regalos, pero a medida que fui creciendo, lo que pasó a gustarme más fue el “hacer regalos”. Aún recuerdo el tiempo que gastaba haciendo cartas y buscando regalos para mi familia, mis amigas, amigos y para aquel primer "amor" de cabra chica que alguna vez tuve.
Ansiaba ver sus caras cuando abrieran lo que tenía preparado para ellos y eso realmente me emocionaba mucho más que yo recibir algo a cambio. Ya mucho más grande, casi llegando a los veinte años, los regalos pasaron a segundo plano y comencé a atesorar con mayor fuerza los momentos previos a la navidad y los que vivía durante la fecha misma. El compartir con mis amigas en la feria navideña, el juntarme con mi mamá para hacer las últimas compras para esa esperada noche, el armar el árbolito de navidad tanto en mi casa como en la de mis abuelos, el tener a toda mi familia reunida en la mesa y el salir a repartir abrazos a los que más quería, era lo más esperado por mí.
Ansiaba ver sus caras cuando abrieran lo que tenía preparado para ellos y eso realmente me emocionaba mucho más que yo recibir algo a cambio. Ya mucho más grande, casi llegando a los veinte años, los regalos pasaron a segundo plano y comencé a atesorar con mayor fuerza los momentos previos a la navidad y los que vivía durante la fecha misma. El compartir con mis amigas en la feria navideña, el juntarme con mi mamá para hacer las últimas compras para esa esperada noche, el armar el árbolito de navidad tanto en mi casa como en la de mis abuelos, el tener a toda mi familia reunida en la mesa y el salir a repartir abrazos a los que más quería, era lo más esperado por mí.
Por eso, no es de extrañar que diciembre siempre haya resultado ser mi mes favorito, es más, lo catalogaba como el “mes mágico”, nada malo podía pasar. Sin embargo, en esta precisa etapa de mi vida, ya no me importa y no me produce nada. Se han ido rompiendo ciertos lazos y la vida me ha ido quitando a personas demasiado importantes, todo esto provoca que yo ya no tenga ningún ánimo de celebrar. Siento nostalgia y pena al pensar que se acerca Navidad, a veces me quedo con esa sensación de querer retroceder el tiempo y abrazar más, disfrutar más y demostrar más, pero así estamos y eso no se puede comprar ni con todo el dinero del mundo.
Pero así están las cosas. Por más que quiero ignorar estas fechas, por más que deseo no ver nada relacionado, ahí están las campanas, los sombreros de navidad, los viejitos pascueros, los árboles de navidad, la música cursi sonando una y otra vez, música que en algún momento tanto amé pero que ahora me da mucha pena, y, obviamente, las típicas películas que alguna vez tanto me gustaron, pero que ahora detesto.
Así llegué a una vieja conocida, “Mickey's Once Upon a Christmas”, se transformó en una especie de “Mi pobre angelito” en mi casa, porque realmente no hay navidad donde no nos repitamos el plato. Es más, la primera vez que vi está película fue en VHS, después pasamos al DVD y ahora último la vi online, es decir, he evolucionado junto con la película y sus formatos.
Esta película de siempre la he encontrado muy bella y muy divertida, con muchas lecciones que van más ligadas a fomentar la moral de los niños y niñas, hay que dejar bien en claro eso. Según mi mamá, la película con el tiempo cumple su objetivo, al menos ahora vengo a descubrir que por eso la ocupó durante años conmigo y después con mi hermana.
En la película que sin créditos realmente dura cerca de cincuenta minutos, vemos a la estrella principal y más clásica de Disney en solo una de las tres historias que nos muestran, es más, el ratón recién aparece en la última historia, justamente en la que menos me gustó porque, a pesar que al final el mensaje de la historia es “regala con el corazón”, todo gira en torno a como Mickey y Minnie hacen hasta lo imposible, a pesar de tener poco dinero, para comprar valiosos objetos. Puede que cuando pequeña esto me haya parecido un lindo gesto, pero ahora ya más grande, me parece absurdo, puesto que cuando se puede, se puede sino, no. Al final igual se hace esa reflexión en torno a que el verdadero sentido era estar el uno con el otro, sin embargo, no me gustó todo lo que tuvieron que vivir para llegar a ella.
De las tres, es la historia que menos chispa tiene, además, pareciera ser una historia más nostálgica, olvidando el pequeño gran detalle de que realmente el público es infantil, por ende, se necesita de momentos cómicos y escenas llamativas sino pierdes su atención. No sé cuántos niños y niñas habrán llegado al final de la película, yo muchas veces de pequeña no lo hice por lo mismo y quizás esa sea la razón por la cual está de las últimas, porque si hubiese comenzado con aquella historia, simplemente la película no hubiese resultado.
"Al medio" tenemos tenemos la historia del divertido Goofy junto con su desagradable hijo Max, quien, de verdad, nunca me ha gustado. Ambos viven una linda historia, donde Goofy, como siempre, desespera y divierte con su forma de ser tan despistada y loca.
La historia nos muestra al rebelde y desagradable Max esperando navidad para conseguir un costoso regalo y, por otro lado, la humildad que siempre ha caracterizado a Goofy, quien incluso hace una cena navideña para sus vecinos que se encontraban viviendo una situación económica complicada. Es en este contexto que Max, convencido por su malvado vecino Pedro, se decepciona al creer que Papá Noel no existe e incluso convence a sus vecinos pequeños de que así es, momento donde entro a odiar más al personaje. Por ello, Goofy tiene planeada una sorpresa que termina saliendo al revés, muy típico de él, y que provoca roces entre padre e hijo. Por un momento me quedo con la sensación de que la navidad para ellos se arruinó, pero Goofy hace lo posible para que así no sea y para que su hijo sea feliz, siendo este último el único gran deseo y regalo que había pedido para Navidad. Una historia bonita, donde vemos como el gran corazón y humildad de Goofy logran salvar la Navidad, ya que al final, ambos terminan viviendo una jornada inigualable al recibir una visita que les devuelve la inocencia a ambos.
La historia más bonita, simpática y realmente mi favorita es la primera, la de Donald. Este simpático y gruñón personaje de siempre ha sido mi favorito. Me encanta su voz, me identifico con su carácter y realmente me encanta porque, en el fondo, tiene un gran corazón y esto queda nuevamente demostrado en esta historia navideña. Esta es una historia divertida, porque están los pequeños y traviesos sobrinos de Donald, quienes siempre terminan por colapsar a su pobre tío, quien tenía todo listo y dispuesto para celebrar junto con su enamorada Daisy, la tía “Gordy” y el tío “Rico”.
Así vemos como no todo sale como lo esperaba Donald, ya que sus sobrinos salen con muchas travesuras durante la jornada, sin embargo, siempre logra calmarse pensando en que “es Navidad”. Esta historia es simpática, puesto que Jorgito, Juanito y Jaimito, los tres famosos sobrinos, sueñan con repetir aquel día de Navidad todos los días del año, por ende, lo desean con tantas fuerzas que esto se cumple. Pero pasa que terminan aburriéndose de vivir siempre lo mismo y es aquí dónde aprenden una valiosa lección, considerando que ellos esperaban la fecha solo por los regalos, al darle un giro a esta visión y al poner en práctica el amor, la unión y el transformar la velada en algo único para los invitados y Donald, termina provocando que el día ya no tenga que repetirse, haciéndonos entender que era esa la lección que los chicos debían aprender para que este “hechizo” se rompiera. La historia nos deja como lección que la Navidad es mucho más que recibir y dar regalos, es disfrutar de tus seres queridos y transformar la velada en una ocasión para demostrar amor y unión.
Al final de estas tres historias, vemos como todos los protagonistas se reúnen para cantar villancicos y desear felices fiestas. Así, sin darme cuenta, nuevamente terminé de ver estas tres historias bonitas, con sentido, que se alejan a las “animadas” que comúnmente vemos en televisión, donde se da poco espacio para la reflexión de estas fechas, donde casi el trasfondo es vacío y solo al final se da un pequeño mensaje relacionado al verdadero sentido de la Navidad.
Acá ocurre que en cada historia hay más de uno o dos personajes que están conscientes del verdadero sentido que tienen estas fechas y que, de cierto modo, buscan contagiar con estas lecciones morales en torno al tema. Con estas historias que tienen hartos momentos cómicos, se busca enseñar a los niños cosas que muchas veces olvidan por temas obvios, son niños, y resulta difícil hacerlos entender que lo importante no son las cosas materiales, sino que el compartir, algo que en un futuro podrían añoran al no tener presentes a seres queridos que en algún momento estuvieron, pero por tener la atención puesta en otras cosas, no supiste aprovecharlos bien.
Definitivamente una película con sentido, una historia bonita que sirve para pasar el rato previo a Navidad y que, definitivamente, sirve para tratar de entregarle a los niños y niñas un sentido diferente al que ellos ya tienen respecto a la fecha.
Ficha Técnica
Título original: Mickey's Once Upon a Christmas
Año: 1999
País: EE.UU.
Duración: 70 minutos
Género: Animación, Familiar, Comedia
Estudios: Disney Toon Studios, Walt Disney Pictures
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Picture Spain
Título original: Mickey's Once Upon a Christmas
Año: 1999
País: EE.UU.
Duración: 70 minutos
Género: Animación, Familiar, Comedia
Estudios: Disney Toon Studios, Walt Disney Pictures
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Picture Spain
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