Había una vez: Bueno, bonito y caro





Cuando visito el barrio patronato lo hago con intenciones de ver ropa o artículos kawaii, por lo que pocas veces le presto atención a la oferta gastronómica. Esta última se caracteriza por tener gran variedad al momento de elegir, desde comida árabe hasta platos tradicionales chilenos. Entre tanto local para comer, prefiero optar por un lugar que ya he visitado, lleno de cosas dulces: “Había una vez”.

Esta cafetería coreana está ubicada en Antonia López de Bello 307.  Lo primero que llama la atención es la apariencia del local, se ve muy limpio y ordenado. Al entrar, sigue teniendo la misma imagen y los pasteles de la vitrina se ven muy deliciosos. Hay varias mesas en el primer piso para degustar los alimentos ahí mismo y el segundo es mucho más amplio, pero menos visitado. Un aspecto positivo que puede atraer a los clientes es que hay wifi.

Se hace complejo decidir entre tantas opciones llamativas: torta de arándano, té verde, maracuyá, chocolate, selva negra, camote, cheesecake de oreo, entre otros. El pastel de té verde y camote son las alternativas favoritas de los visitantes coreanos, mientras que los chilenos prefieren algo más tradicional.

Antes había probado otras cosas como un milkshake o un queque, pero ahora aposté por unas de las opciones favoritas de los coreanos: el pastel de camote y, además, lo acompañé con un smoothie de café moca. El pastel era muy agradable y no fue para nada hostigoso, a pesar de la dulzura del camote. Sabía a una torta normal con crema chantillí, solo que su gusto no aburría y su suavidad le daba un toque especial. El problema es que para ser tan sabroso la porción es muy pequeña y dan ganas de que fuera un poco más grande.


Otra historia son los smoothies que, al igual que los milkshakes, se sirven en un envase grande que podría ser suficiente para mantenerte lleno por toda la tarde. Los formatos para beber son buenos y refrescantes para el verano, como las bebidas calientes son ideales para días nublados. Un aspecto que llama la atención es el diseño que tienen las tazas y los envases de los bebestibles, ya que tienen el logo del local, el cual también está estampado en las servilletas.

Comprar algo para llevar parece una buena opción, ya que está repleto de bocadillos como galletas, queques y macarrón (macarrones franceses), estos últimos son una verdadera sorpresa y recomendables para quienes jamás los han probado, como fue mi caso. Se puede degustar en sus variedades de sabores como mora, frutilla o limón.

En un primer momento, en el local no había mucha gente, quizás por la hora. Sin embargo, con el tiempo se fue llenando cada vez más. El hecho de que tenga popularidad entre los consumidores de este barrio impactó en el alza de los precios de la cafetería. Un pedazo pequeño de pastel cuesta $2000 y $2800 el smoothie, estos alcanzaban los $1500 y $2500 hace dos años. Hasta lo más pequeño se ha elevado, pues el macarrón subió $200 este último tiempo.


Había una vez es recomendable en cuanto a lo que ofrece y la calidad de sus productos. Hay bastante variedad para escoger entre tantos pasteles y cosas dulces e incluso, se puede optar por una pizza acompañada de una bebida. La atención es buena y el local es bastante pintoresco, así que no faltan las personas que aprovechan la oportunidad para sacarse unas selfies.

Sin embargo, con respecto al precio no es muy recomendable. Se puede llegar a gastar una buena cantidad de dinero por una sola persona sin incluir la propina. No existe alguna clase de promoción de alimentos para que el resultado final no sea tan elevado. Si se quiere gastar menos de $5000, este no es un lugar adecuado, pero si el dinero no importa, bienvenido sea.
Por Tamara Corvalán.

Nombre: Había una vez
Dirección: Antonia López de Bello 307, Recoleta, Región Metropolitana.
Teléfono: 23 247 73 23
Horario: Lun – viernes 9:30 a 19:30
        Sábados 9:30 a 17:30
     Domingos: cerrado.



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