Los sabores coreanos tradicionales de Sukine
Luego de dar vueltas por patronato buscando un restaurante que nos
atrajera, a mi hermana y a mí, nos encontramos con el Sukine. Lo que me
convenció fue el misterio del local, ya que en la fachada resaltaba con letras
enormes el nombre del restaurante escrito en coreano y no se escuchaba ruido
alguno. Daba la impresión de ser un lugar tranquilo y sencillo. Esto me hizo
pensar que el restaurant era un tipo de picada de comida coreana, o de platos
tradicionales. Y por suerte no me equivoque.
Al ingresar, el contraste de la cantidad de gente, el movimiento y el
bullicio del lugar, era muy intenso con lo que se veía desde el exterior. El
espacio no es muy grande, da abasto para unas 15 mesas, una muy junta a la
otra. Tenía adornos orientales, y afirmados de la pared unas figuras con
vestimentas típicas coreanas. Estaba lleno, solo quedaba una mesa sola,
esperándonos. La mujer que llegó a limpiar y mostrarnos la carta, siempre muy
atenta, nos contó que el local era el más antiguo de comida coreana en
patronato. Pedí un té ginseng, infusión proveniente de una raíz asiática que
posee múltiples propiedades medicinales, y mi hermana una sprite.
La carta tenía los nombres de los platillos escritos en coreano y
español, y una carta anexa con fotos de estos. Esto fue de gran ayuda a la hora
de elegir. Pedimos empanadas de vapor ($4.000 las cuatro unidades), Payeon o
Kim Chi jeon ($5.000), que es simples palabras una tortilla coreana de cebollín
y mariscos, y Chapche-Bap ($4.500), el cual consiste en fideos transparentes con
verduras salteados, carne y salsa de soya.
Hicimos el pedido, y al momento nos trajeron seis platitos para
picotear a modo de entrada. Tofu sazonado, calamar deshidratado con salsa
picante, diente de dragón, repollo, alga nori, y Kim Chi. Este último es una
receta antigua que lleva principalmente col china, y los coreanos la ocupan
para estimular el apetito y limpiar el intestino antes de comer. Interesante.
Los sabores más fuertes eran los del tofu, y el calamar.
A los 15 minutos llegó nuestra orden. Los platos eran abundantes. La
presentación era sencilla y pulcra, las empanaditas al vapor venían en una
vaporera de bambú, y tenían la forma tradicional de las empanadas coreanas, las
otras dos recetas en platos con diseños orientales. Me sentí transportada, en
lo que me imagino, podría ser un accesible y típico local en Seúl.
De la porción de empanadas, habían dos agridulce, y dos saladas. La
masa era suave y húmeda por el vapor, ninguna de las dos se sentían muy
condimentadas, pero estaban ricas. El Payeon o Kim Chi jeon tenía buen sabor, y
al agregarle la salsa agridulce que lo acompañaba quedaba mejor. Lo único que
me desilusionó un poco de esta preparación fue que casi no traía mariscos, solo
se sentían las verduras, y el sabor del aceite era un tanto invasivo en la
boca. El Chapche-Bap fue mi favorito. Los fideos sabían a los condimentos
típicos orientales, como la salsa de soya, y estaban cocidos en su punto. Este
factor igual es considerable ya que la cocción no es sencilla, solo se deben
tener unos segundos en el agua o se pasan. También tenía una pequeña porción de
arroz al lado. Este también estaba en su punto, se pegaba bien para tomarlo con
los palillos, pero no como una masa. El
sabor también estaba impecable, sin un excesivo sabor a vinagre.
Mientras comíamos, nos percatamos que el local tenía una salita de
espera en el segundo piso, para que la gente no estuviera parada esperando por
una mesa. A modo de finalizar nuestra visita, pedimos la cuenta. La camarera
nos trajo antes de paranos, un plato con trozos de naranja, “cortesía de la
casa”. Convirtiéndose en un refrescante final para esta nueva experiencia.
Por Valentina Arévalo
Nombre: Sukine
Dirección: Antonia López de
Bello 244, Recoleta, Santiago de Chile
Fono: (2) 2735 8693
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