Un viaje en el tiempo: las hamburguesas del Rockets
Por Constanza González Lara
De niña he sido alguien considerada
"mañosa". Todavía recuerdo mis idas a locales de comida rápida. Mi
mamá tenía que reemplazar la hamburguesa de la cajita feliz por nuggets,
simplemente porque no me gustaba el color del queso. Admito que eso provocó que
me distanciara de este tipo de comida e incluso pasé mucho tiempo evitando
comerlas. Literalmente era la niña que solo iba por las papas fritas y los
juguetes.
A los 16 años volví a comer todo tipo
de comida chatarra y la hamburguesa se volvió mi elección favorita al momento
de salir a comer con amigos, familia o pareja.
Uno de los restaurantes que más me
gustaba visitar cuando era más joven, era el Johnny Rockets. Claro, era más
chica y me gustaba el ambiente feliz que allí se generaba, la musiquita de
antaño, las sillas estilo vintage, los bailes que hacían las personas que
atendían y, en realidad, esta especie de imitación a las fuentes de soda de los
50´s y 60´s, al más puro estilo gringo.
Con esos recuerdos en mi cabeza
decidí volver. Quise compartir esta experiencia, así que fui acompañada.
Dándole la bienvenida a las Terrazas
del Mall Plaza Vespucio, se encuentra ubicado este local de comida rápida. Casi dos años pasaron desde que yo no volvía
a ese lugar, sin embargo cuando llegué me di cuenta que las cosas no habían
cambiado tanto.
En la recepción, dos meseras nos
atendieron amablemente. Antes de entrar solicitamos ver la carta, queríamos
asegurarnos de tomar una elección que a ambos nos gustara. Temíamos recibir un
“no” por respuesta, puesto que es típico que en los locales debes entrar para
ver la carta. Sin embargo, ambas accedieron sin ningún problema y con una gran
sonrisa.Decidimos que nos quedaríamos y al entrar, la mesera grita fuerte
“¡Hola!” y todo el local responde con un “hola” de vuelta. Era una dinámica que
ya conocía, pero volver a vivirla me seguía pareciendo muy divertida.
Como ya habíamos visto la carta,
hacer el pedido fue muy rápido. La mesera en cosa de cinco minutos, después de
sentarnos en una butaca, llegó y nos pidió la orden. Para comenzar nos
atrevimos por un “Chili Cheese Fries” y nuestro plato principal fue la hamburguesa clásica del local, que se
llama “Rocket Single”. Cada hamburguesa venía por papas fritas, así que solo
nos faltaba pedir bebidas. La opciones no eran muy variadas, las clásicas
Fanta, Coca Cola y Sprite. Sin embargo, había algo novedoso, a la bebida se le
podía agregar gratis un shot de sabor. El local otorgaba la opción de escoger
entre chocolate, vainilla, cherry o limón.
Nuestra mesera tomó la orden y fue
muy paciente en explicarnos en qué consistía cada cosa que estábamos
pidiendo.Nos repitió nuestra orden dos veces y se marchó a la cocina, la que
por cierto es visible para todos, tal fuente de soda. Creo que solo alcanzaron
a pasar cinco minutos cuando volvió con nuestros vasos, que eran refill, y que
estaban repletos de pequeños cubitos de hielo.
Tras esto, transcurrieron otros cinco minutos más y ya teníamos en
nuestra mesa nuestro primer pedido.
Cuando lo vi, no me gustó e incluso
me sentía muy arrepentida de la elección, lo único que a simple vista me
gustó fueron las papas fritas y el pote de Ketchup con una carita feliz que nos
habían dejado al lado del plato. Si no hubiese sido porque realmente era caro
para el tamaño que tenía, $3.790, no lo
hubiese probado.
Frente nuestros ojos teníamos una
mezcla de papas fritas con chili, cubiertas con queso cheddar y cebolla picada.
El olor a chili era realmente muy fuerte y no me permitía querer comer. Sin
embargo, al hacerlo, me di cuenta que no era tan malo, es más, ni siquiera era
malo. Era una mezcla que jamás había probado, pero no sabia para nada mal. El
sabor del chili también me pareció fuerte, pero al combinarlo con el cheddar
lograba apaciguar el gustito que dejaba.
Se veía poco, pero era harto. No
llevábamos ni la mitad, cuando los meseros comenzaron a bailar. Se reunieron
todos en la entrada y comenzaron a bailar una coreografía perfectamente
planeada. Todos se veían muy felices y eso me contagiaba.
Terminaron de bailar y al muy poco
rato llegó nuestra mesera con las hamburguesas. Nos quedaba mucho Chili Cheese
Fries y se nos agregaba una nueva porción de papas. Nuestro pedido era una clásica cheeseburger que incluía queso
cheddar, lechuga, tomate, cebolla y salsa especial. Al comer el primer bocado,
ya se podía rescatar lo crujiente del pan, lo fresca que estaba la lechuga y el
tomate y la perfecta combinación de las salsas. No cabe duda, fue una excelente
y deliciosa elección, quizás lo único malo es su precio, $5.790. Muy buena la
hamburguesa y todo, pero no puedo ir a comer una cuando sea, porque el
presupuesto no alcanza.
Parece ser que nuestra primera
elección nos quitó casi todo el apetito,
porque ninguno de los dos pudo terminar toda la hamburguesa, la que en sí era
de un tamaño grande.
Así, cada tanto, la mesera pasaba
preguntándonos si estaba todo bien o si necesitábamos algo. De la atención no
me queda nada más que felicitar el profesionalismo y la amabilidad. Al ser
Johnny Rockets un local que vende una experiencia basada en el valor de la
felicidad, los trabajadores logran muy bien aquello, incluso nos convencen con
sus interpretaciones, haciéndonos viajar en el tiempo.
Sin embargo, entre tanto “Hola” y
“Chao” que se producía en el local, ya nos estábamos agotando un poco del
ambiente. Era mucha la gente que entraba
y salía, entonces constantemente los meseros y cocineros gritaban.Lo que antes
me parecía atractivo, después se volvió
un poco molesto. En menos de treinta minutos bailaron dos veces el mismo
tema,entonces lo que en un principio fue divertido, al otro ya se tornaba
casi ridículo.
De la comida y la atención no tengo
más que cosas buenas por decir. Mis elecciones lograron dejarme satisfecha e
incluso sorprenderme. Sin embargo, lo poco accesible que resulta ir a este
local, el alto precio de sus productos, todo terminó en $21.600, y la constante
rutina que al principio gusta, pero que después aburre, hacen que el Rockets ya
no sea mi lugar favorito para ir a comer hamburguesas. Sinceramente, soy más
feliz sentándome en el Burger King, comiendo algo mucho más barato.
Dirección:
Calle Interior Mall Plaza Vespucio, La Florida, Región Metropolitana
Horario: De
lunes a Jueves de 10:00-23:00 hrs
Viernes y Sábado de 10:00-00:00
hrs
Domingo de 10:00-23:00 hrs
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