Empanadas con carne de soya: el descarte para el trabajo

No tenía claro lo que quería preparar hasta que… Me decidí por hacer empanadas de pino al horno, pero con carne de soya, porque donde vivimos no consumimos carne animal.
Preferí hacer empanadas porque dentro de lo que tenía en casa era lo “mejor” que podía hacer, ya que tallarines son salsa o arroz con algún acompañamiento lo encontraba fome, aparte me servía para la once y aproveché la ocasión.
Primero, busqué todos los ingredientes. Empecé a ver cómo iba a realizar la masa, porque no quería hacerla con manteca como mi mamá lo solía hacer, así que utilicé: 700 gramos de harina, salmuera (200 ml de agua tibia y dos cucharadas de sal), un huevo y tres gotas de aceite.
Luego, busqué una cebolla grande y 300 gramos de carne de soya para la preparación del pino, además de dos huevos para su cocción. Tenía todo, por lo que comencé con la preparación.
En primera instancia partí con el relleno, preparé la carne de soya y piqué la cebolla en cuadritos. Terminé, así que puse la cebolla en una olla para que se cocine, aproximadamente, seis minutos a fuego medio rápido. De igual forma, hay que estar revisando.



Después mezclé la carne con la cebolla y le agregué sal, aliño completo y ajo en polvo a gusto. Todo eso lo dejé reposar.
El siguiente paso que realicé fue la preparación de la masa, uní la harina y el huevo con la salmuera y cuando estuvo más consistente la mezcla, puse tres gotas de aceite. Comencé a amasar por 15 minutos aproximados, igual va a depender de cómo se haga, así que se debe seguir si no está blanda. Cuando recién se prepara una masa, algunas veces queda más dura de lo normal, por lo que sugiero que si llega a pasar, se envuelva en alguna bolsa plástica y en unos diez minutos se siga amasando, se darán cuenta que la masa estará blandita.


Terminado todo ese proceso, corté la masa completa. Me salieron nueve bolitas, cada una la esparcí con una botella de cerveza retornable en reemplazo del uslero. Estiré la masa lo suficiente para rellenar con el pino y un trozo de huevo cocido.
Precalenté el horno a 175º Celsius.
Rellené la masa, doblé desde abajo hacia arriba y mojé un poco la masa con el jugo del pino para que pudiera quedar completamente cerrada. Luego, doblo cada lado para que quede la forma tradicional de las empanadas (como un trapecio rectángulo). Al terminar las nueve que me alcanzaron, batí un huevo para pasarle una brocha y así darle un brillo y dorado encima.


Saqué la lata y le esparcí un poco de harina para que las empanadas no se peguen. Esperé 20 minutos o lo que se estime conveniente, dependiendo del dorado que quieras.
Mi horno es eléctrico y sentí el ¡tin! Salté a mirarlas. Tenían buen aspecto, las encontré bonitas en presentación. Era segunda vez que preparaba empanadas, así que no fue tan complicado. Al momento de servirnos, la primera impresión fue: no están tan malas. Mi amiga me dijo que era seca. Al parecer no estaban tan malas, por lo menos mis amigos hicieron buenos comentarios y a mí parecer estaban mejor que la empanada del domingo pasado que comí en el estadio, las mías estaban más sabrosas.



Por Lorena Arroyo 

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