Simulation Theory: un suplicio para quienes quieren más de lo mismo



Pareciera que hoy en día ya nadie compra discos físicos, pero aún quedamos algunos que sí lo hacemos. Mi última adquisición fue precisamente “Simulation Theory” de Muse, el octavo y último disco de la banda británica. Para muchos puede parecer un derroche innecesario de dinero por muchas razones, sobre todo por las críticas lapidarias que circulan en la web por aquellos que sueñan todas las noches que Muse haga otra vez un disco como “Absolution” o “Origin Of Symmetry”. Lamentablemente eso no pasará, pero ¿y qué tiene?

Sería muy aburrido y monótono si en los últimos 20 años Muse nos hubiese dado el mismo material una y otra vez. Por alguna razón, la gente ve muy idónea esta idea sin pensar que terminaría aburriendo escuchar más de lo mismo. En ese sentido, Muse se ha renovado en cada entrega sin perder la esencia que los caracteriza, aquella que hace identificar a la banda en cualquier parte. A pesar de lo distinta que puede sonar “Reapers” al lado de “Dig Down”, aunque se lanzaron con tan solo tres años de diferencia.

Puede que sean estos tres largos años de espera los que impregnan, en el inconsciente colectivo de los fans, que salga otra “obra maestra” como los primeros discos. En este caso, lo que salió fue un disco que ya era llamativo por la portada, pues la realizó el diseñador de los posters de la serie "Stranger Things". La portada daba a entender que se trataría de algo relacionado con lo ochentero y la cultura pop, lo que destrozaría a quienes esperaban un montón de riffs gloriosos y, básicamente, al vocalista Matt Bellamy rompiendo el piano con su guitarra. 

Pero el comienzo del disco brindaba una pequeña esperanza a aquellos “fans “, pues Algorithm daba un guiño a “Butterflies & Hurricanes” con ese piano que llega después del minuto de canción. No suena mal, algunos pudieron caer, pero ya The Dark Side demuestra que este es otro estilo. Y cuando empieza Pressure recuerda a ese riff en “Supermassive Black Hole” que de seguro tantos odiaron. El combo Propaganda + Break it to Me provoca que quienes buscaban al viejo Muse, cierren el reproductor y se pongan a llorar. Esta última me parece con un ritmo muy adictivo y pegajoso que queda en la mente todo el día. La voz de Bellamy junto a ese sonido espacial que empieza a sonar de repente me hace pensar que estoy a punto de ser abducida.



Hay otra cosa que los viudos del viejo Muse odian y son esas baladas que desencajan en el disco. Esta vez fue Something Human, el respiro feliz del disco, suplicando a que venga algo humano entre tanta máquina y tecnología que vivimos. Podría haber seguido Get Up And Fight pues me parecen similares con esta armonía popera y “esperanzadora” de un mundo mejor. Sin embargo, se cruza Thought Contagion entre estas canciones, con una melodía espacial tan recurrente en el disco y más cargada de guitarras, probablemente para ser esa canción que será furor en vivo.




Blockades tiene un tinte que trae devuelta a la memoria ese también odiado “Drones” y después viene Dig Down, la canción que me une a los que odiaron este disco. Fue la primera canción que salió y, ciertamente me asusté, pues parecía a U2 con un constante martillazo a una onda espacial. Saltando ese track, que tampoco me parece tan fatídico después de darle un par de vueltas, me desentona que llegue The Void a reafirmar que no estamos solos en este mundo, trayendo de vuelta ese ambiente espacial.    



Luego de los 11 tracks que componen la versión normal, pues hay una Super Deluxe con versiones que llevan más al espacio, me pregunto qué es lo que sacó de quicio a los viejos fans. Tal vez fue el acercamiento al pop que ya está impregnado en las melodías de Muse y que, por alguna razón, siempre es tan satanizado. O quizás que quieran ajustarse a estos tiempos modernos y jóvenes para poder ganar más fans nacidos en este siglo. Porque la temática sigue siendo la misma: un mundo distópico con melodías relacionadas al desconocido espacio con letras desesperanzadoras.

Pero, en fin, quienes quieran seguir alabando los primeros discos, siempre pueden volver a ellos cuando quieran y pueden seguir soñando con que vendrá un disco igual. Total, soñar es gratis.

Por Tamara Corvalán.

Ficha técnica
Grupo: Muse.
Disco: Simulation Theory.
Año: 2018.
Tracks: 11.
Duración: 42 min.


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