Tokyo Godfathers: El regalo navideño de Satoshi Kon




En Tokyo Godfathers, Satoshi Kon se aleja de las convenciones tradicionales de familia y nos da un relato navideño que se concentra en lo fundamental

En los tiempos actuales, la navidad significa muchas cosas. Una excusa para tener unos días de descanso, pedir o entregar esos regalos que se llevan tiempo pensando, o una oportunidad de compartir y disfrutar en familia. En lo personal, más que la celebración religiosa que existe detrás, navidad se ha convertido en una oportunidad para juntar a los familiares que difícilmente puede juntarse el resto del año, una tradición en la que los cercanos se reúnen y comparten momentos que ha perdido durante el año que ya casi termina.

Esta tradición familiar no es propia ni exclusiva, la mayoría ve la fecha como una oportunidad sagrada de juntarse con aquellos más queridos, intentando dejar de lado los problemas, aunque sea por una noche. Y es que la imagen tradicional de familia sigue estando presente de manera fuerte en nuestra sociedad, impulsada por las imágenes que salen en los medios. Comerciales, propagandas y el género fílmico navideño, la familia tradicional sigue siendo el centro y celebrar a esta con regalos pareciera ser donde se encuentra la verdadera felicidad.  

Sin embargo, Tokyo Godfathers, el relato navideño que nos ofrece el maestro Satoshi Kon rompe con esta idea. ¿Qué es una familia?, y ¿dónde se encuentra la verdadera felicidad en estas fechas? Son algunas de las preguntas que nos plantea esta película que ve las casualidades como aquello que hace girar y mantiene con vida a nuestro mundo. El director reconocido por sus relatos animados disparatados (Perfect Blue, Paprika), que ha logrado influenciar a una generación de animadores y de thrillers hollywoodenses, nos ofrece en este filme del 2003 su relato más familiar. Sin embargo, no se restringe a la imagen conservadora de una familia, y aprovecha de cuestionar el problema social del abandono y de la exclusión social propia y por parte de otros debido a una vida de errores.  

Me consideró un fanático de los complejos relatos de Satoshi Kon y de las maravillas que alcanzó a hacer en vida, dejando plasmada su genialidad en pocos, pero fundamentales filmes. Me pareció más que correcto para estas fechas, homenajear en algo a un director que se fue demasiado pronto y celebrarlo con el regalo navideño que nos dejó: Tokyo Godfathers.

En la víspera de navidad, tres sujetos sin hogar se encuentran con lo que uno de ellos considera un “milagro navideño”: un bebé abandonado en las frías calles de Tokio. Gin, un hombre alcohólico, Hana, una mujer transgénero y Miyuki, una adolescente escapando de su hogar, buscaran juntos a los padres del bebé revelando en el camino aquellas culpas que los alejan de sus propias familias.

Sus protagonistas están lejos de ser los héroes perfectos de la navidad. Engaños, crímenes, traiciones y culpas los marcan. Sin embargo, ven en este bebé una nueva oportunidad, una oportunidad de redimirse ante los ojos de la sociedad y ante ellos mismos, una oportunidad para disculparse a sí mismos. Y es que, en su corazón, Tokyo Godfathers es sobre los milagros, el milagro del perdón, de la reconciliación y, por sobre todo, el de una nueva oportunidad para avanzar y reconciliarse con uno mismo.   

El trío de antihéroes presente está lejos de ser la familia ideal que se nos ha vendido y hemos comprado todo este tiempo. No existen grandes familias felices ni increíbles regalos que parecieran recompensar el tiempo perdido. Tampoco es la felicidad lo que los une, son los errores. Para un género navideño que insiste en concentrarse en la alegría de la vida, es la tristeza y la compasión que la acompaña lo que se transforma en el verdadero elemento de unión de este grupo disparejo. 


Sin embargo, Satoshi Kon es por algo el maestro del cine de animación perturbante. Por muy navideña que fuera la historia, el director no podía perder la oportunidad de presentar imágenes de una realidad trastornada ante los ojos de los protagonistas, ni podían faltar aquellos personajes dignos de análisis psiquiátrico que le añaden el tono de thriller que tan bien sabía usar. Jamás interesado en complacer a los tradicionales ni vender películas animadas para niños, estas escenas son más ejemplos de la complejidad de tramas que el director presentó en cada filme que lanzó.  

A medida que avanzaba el filme, la parte tradicional de mi intentaba convencerme de que esta película no era navideña. Y es que a diferencia del clásico género, Tokyo Godfathers nos hace pensar en las historias olvidadas y marginadas de estas fechas. Da una voz a aquellos apartados, dentro de un género aun conservador como lo es la animación japonesa, el director pone como corazón de la historia a una mujer transgénero, imperfecta, pero llena de un positivismo y amor por su identidad y de lo que aún puede entregar al mundo. Ahí me convencí de que sí era un cuento navideño, pues la felicidad y el amor de las fechas si está expresado, solo que este no es nada sencillo.  

El amor que nos muestra Satoshi Kon no puede ser encasillado. Este es universal y complejo. “Todos están más felices con su familia”, nos repite la protagonista. Y es verdad para esta historia, pero la familia puede significar muchas cosas, quizás más que ser feliz en familia, se es familia con aquellos que te hacen feliz. Tokyo Godfathers se convierte así en una historia fundamental, no solo navideña, sino que una historia del perdón, de las nuevas oportunidades y de lo que significar seguir viviendo a pesar de las culpas y arrepentimientos y por quienes vale la pena seguir adelante.  




Por Fabián Núñez


Título Original: Tokyo Godfathers 
Director: Satoshi Kon 
Guión: Keiko Nobumoto, Satoshi Kon 
Producción: Shinichi Kobayashi, Masao Takiyama, Taro Maki 
Elenco: Tōru Emori, Yoshiaki Umegaki, Aya Okamoto  
Música: Keiichi Suzuki, Moonriders 
Distribución: Sony Pictures Entertainment Japan 
Fecha: Noviembre 2003

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